martes, 21 de septiembre de 2021

Escenarios de pensamiento en Administración Pública: Comportamiento socio-organizativo (2)

 Esta descripción actual y coyuntural  con la que empezamos este aspecto, precisamente por su muestra empírica de amplio espectro (duradera y general)  permite inducir arcos teóricos complementarios a las posiciones clásicas que suelen casi todas aún mantenerse para el mundo de las organizaciones, aunque solo sea porque la obra de 1947 del nobel   Herbert Simon Administrative Behavior, fue catalogada por la prestigiosa revista Public Administration Review como el libro del medio siglo,  considerado como de los libros más influyentes sobre el pensamiento de las ciencias sociales, toda veza que  el Comité Nobel se refirió a la obra como   aquella que marcó una época.La gran académica alemana Renate Mayntz, en su  Sociología de la organización de 1985 nos dice -  en el marco del neoestructuralismo organizativo – que se observa tres tipos de jefe con una frecuencia aproximadamente igual: los jefes «liberales»,que se identificaban con sus subordinados, y obran de una manera no autoritaria y no querían ser temidos; los jefes «autoritarios», que se identificaban con la gerencia y empleaban el temor como medio para conseguir obediencia, y los jefes «burocráticos», que no se identificaban con los subordinados ni con la gerencia, no eran tolerantes ni castigaban personalmente, sino que se escudaban tras las reglas y se mostraban como auténticos pedantes y mezquinos. 
En el estudio de Michel Crozier y Bernard Pradier, “Groupes et Chefs —Les   relations hiérorchiques dans six compagnies d'assurances parisiennes”, informe del Institut des Sciences Sociales du Travail, (1959), se puso de manifiesto que la diferencia mayor no era la existente entre los liberales y los autoritarios, sino entre estos dos, de una parte, y los burocráticos, de la otra. Los dos primeros aceptaban su responsabilidad; en cambio, los burócratas no la aceptaban. Los grupos dirigidos por jefes burocráticos eran, pues, también los más cargados de tensión, y estos jefes eran los menos queridos. 
El ‘Comportamiento socio-organizativo’  es denominado en USA como Behavioral Public Administration – BPA – es decir la investigación de la administración pública conductual, que como es sabido  es fruto de las posiciones del conductismo/neoconductismo al mundo de la Administración Pública y  que como es sabido estuvo muy  presente en el inicio de las ciencias de políticas - con excesivo entusiasmo y expectativas-  y ahora vuelve con  una segunda generación ya que el libro de Sunstein de 2020 sobre Ciencia del comportamiento y Políticas Públicas está generando  otra oleada con el enfoque neoconductista transversal que además de beneficia de su alianza con el enfoque de evidencias. 
La revista del INAP Gestión y Análisis de Políticas Públicas, este año en su número 25 dedicó uno oportunísimo monográfico sobre los nudges y el diseño conductual de políticas públicas  que permite ahora  un tentativo  análisis acerca de este enfoque para  nuestro propósito. En el 2008 se publicó el libro que esta corriente de pensamiento: Nudge: Improving Decisions About Health, Wealth, and Happiness (Thaler, Sunstein, 2009). El exitoso libro muestra la oportunidad de que determinadas intervenciones públicas puedan basarse en nudges, empujones o codazos) para modificar la arquitectura de las decisiones individuales, intentando cambiar el comportamiento de las personas en una dirección concreta; pero sin prohibir ninguna opción.  Los nudges se añaden al clásico Carrot, stick & persuassion pero no lo modifican, y se argumentan como instrumentos para las políticas dirigidas al ciudadano indeterminado provocadas desde una suerte de ‘paternalismo libertario’ (diseño, gobierno políticas conductuales). 
Uno de los factores de la popularidad de los nudges ha sido  su relación con las PPBV, pues dos años después del best seller, el Reino Unido creó el Behavioural Insight Team  o Unidad de Nudges, y en el Social and Behavioral Science Team. La lógica es que si la eficacia de las políticas públicas depende en gran medida del comportamiento humano, un diseño basado en la evidencia debe fundamentarse en una adecuada comprensión de la conducta humana, es decir, deben tenerse en cuenta los sesgos y limitaciones conductuales. 
Esto suena a un revival del neoconductismo con una secuencia temporal condicionada por tres hitos distintos; 2009 cuando es puesta con cierta carta de naturaleza por la ciencia; 2017 fue el disparo de reconocimiento debido al nobel de Sunstein, mientras que 2020 tuvo escenarios múltiples de implementación para una tenue evaluación con ocasión del COVID-18 y las respuestas mediante técnicas de gobierno conductual. En especial fueron universalmente muy útiles en orden al autoconfinamiento y  limpieza de manos.  Destinados a convivir con las evidencias de los sesgos conductuales la Administración Pública las utilizó mediante SMS y otras técnicas de comunicación colectiva  para trabajar sobre  dos sesgos conductuales característicos y universales;  La última decisión tomada es la que vamos a mantener y si hay una opción destacada. Otros hablan de las preferencias o las inconsistencias como campo de acción tales como los heurísticos, decisiones intertemporales, debilidades de la voluntad, riesgo, incertidumbre o ambigüedad. 
Visto este enfoque de plausible futuro  ya está entre nosotros en  materia de Administración Pública, puesto  que ya se acudió al gobierno conductual en propuestas de  mejora de la arquitectura decisional a través de estímulos conductuales es observada para la políticas de Gestión Pública y en nuestro país la doctrina administrativista ya  apostó más allá de las técnicas de fomento y policía  por la utilización de los estímulos para mejorar la arquitectura de las decisiones, en especial en  la actuación ad intra organizativas mediante los mecanismos informativos (autocontrol) para la innovación en Gestión Pública o para gestionar mejor y gastar menos. 
Mi parecer al respecto es un desarrollo inmediato muy fértil y productivo para el comienzo de una segunda generación, ahora ya innovadora sustentada en las técnicas de gobierno conductual. La hipótesis se sustenta en que el libro de Cass R. Sunstein de 2020 sobre Ciencia del comportamiento y políticas públicas está generando otra oleada del enfoque neoconductista transversal y a mi juicio puede contribuir mucho a mejorar el input del conocimiento humano para la orientación a las políticas. Puede, siguiendo la estela de Rivero Ortega, perfectamente utilizarse  tanto a la selección del funcionario (test semiestructurados de personalidad, la inteligencia artificial para el examen y selección del candidatos, estrategias de captación de talento...)  o como parte de la gestión del conocimiento en sus funciones (modelos analíticos de decisiones racionales, sesgos e inconsistencias en contextos de atemporalidad o incertidumbres , capacidad estratégica, nuevo rol de la alta función pública y de las funciones tipo delta  (centralización de las tareas de orden superior,  extremada profesionalización, la innovación y la creatividad, la ética, la autonomía y sentido de trabajo por objetivos,...).
Cfr.
Rivero Ortega,R. (2013). La necesaria innovación en las instituciones administrativas: Organización, procedimiento, función pública, contratos administrativos y regulación, INAP, Madrid.

 Sunstein,  C. R.(2020).  Behavioral  Science  and  Public  Policy.  Elements  in  Public  Economics. Cambridge University Press.

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