miércoles, 28 de julio de 2021

El arte y la ciencia de la organización y administración de Albert Lepawski (5)

 Otras cuestiones curiosas, aunque menos controvertidas, nos muestra Lepawski como la de que la primera escuela de gobierno en USA fue el colegio Willian y Mary de Williamsburg  (Virginia) fundado en 1700 donde estudio el presidente Washintong (ingeniería civil)  y fomentada por  el otro Jefferson, quien insto en 1825 la introducción de lo que se estudiaba bajo el nombre de Polizewiesenchaft en Alemania, que llego a estudiarse durante una centuria bajo el nombre de policía como algo parecido   a la moderna Ciencia de la Administración  (Cfr. Lepawski).

En USA las universidades de ciencias políticas acogieron departamentos de Administración Pública gracias a que  buena parte de los eruditos más avanzados en Administración Pública estudiaron  Verwaltungwiessenchaft en Alemania (Vg. Goodknow,Burguess, Reinsch,Freund,Merriam,James, Munro,…). Dato curioso para entender las diferentes ñpopsciones acerca de la ‘administración’ del ‘gobierno’ o del ‘Estado’ en algunos pensadores USA, sabiendo que la diferencia principal en términos comparados es que en USA se elaboró una constitución sin Estado previo, mientras que en Europa los Estados precedieron a  sus constituciones.

Brooks Adams (bisnieto del presidente Adams) en su Teoría de la revolución social de 1913 sostuvo que la función principal de la administración  era la de facilitar los cambios sociales o paradójicamente, como parecía a primera vista, asegurar la estabilidad social facilitando dichos cambios. Añadía que regularmente son precisamente en los asuntos de administración en los que las civilizaciones se derrumban, aunque no siempre, puesto que ha suido por las dificultades administrativas las  que  han sido originado las revoluciones. W. Donham Decano de la escuela de negocios de Harvard, señalo en 1936 en su Teoría y práctica de la administración que si la civilización americana se derrumbase seria principalmente por causa de un derrumbe administrativo.  La importancia del fenómeno administrativo señalada por Adams fue acogida  claramente por Donham como por los principales administrativistas de la época tales como Gauss o Appleby. 

  Para el profesor Burham según su obra Revolución Gerencial de 1941 los gerentes se habían apoderado de la moderna sociedad y ese apoderamiento significaría un cambio de una sociedad capitalista hacia otra de tipo directivo con una tendencia cada vez mayor hacia la administración. Ejemplo de ello seria el New Deal  - y su modelo ejemplar  TVA (Tenesse Valley Authority) habría que añadir -, de la misma manera que había sucedido con el estalinismo o el nacional socialismo.

Merriam – de quien sabemos su notable ascendencia en su alumno Laswell como precursor de la ciencia de políticas -  criticó esa posición negativa hacia el gerencialismo desde su consideración de  asesor presidencial para asuntos la dirección de asuntos públicos, pues en su Políticas sistemáticas de 1945 denominaría a los  órganos de gobierno como el órgano administrativo. En contra de Burham, para Merriam  los gerentes no eran una nueva casta amenazadora, sino unos técnicos cuyos servicios resultan indispensables para la evolución de la sociedad moderna.

El gran Charles Beard – director de la Escuela de capacitación para el servicio técnico de Nueva York de 1917, como primera organización USA para estudio sistemático y científico de la Administración Pública y  pionero del practicum en Administración -    en su Public Policy and General Welfare de  1951 afirmó que cualquiera que fuese a el porvenir, la ciencia administrativa será el instrumento esencial del bienestar de la Humanidad. Beard a mi juicio representa en la universalidad del pensamiento administrativo representa el maximalismo de la cientificidad de la disciplina. La comparó  a la física   y al administrador con un ingeniero , y superior, a la economía de tal manera que la consideró la ciencia llave de la civilización contemporánea. Para Beard el administrador se parece al ingeniero que construye una planta motriz. Usa materias y recursos humanos para conseguir propósitos. Hay en la administración cosas análogas a los procesos mecánicos o a las secuencias deterministas (Cfr. “Entrenamiento para un eficiente servicio público. Anales de la academia americana de Ciencias Políticas y Sociales” en  Administración Pública y partidos políticos, 16, 1916.)

En su  Conferencia anual de la asociación para la investigación gubernamental de  08.09.1939 intitulada  Filosofía, Ciencia y Arte de la Administración Pública,. Diría(…)si por ciencia se entiende un sistema conceptual de cosas en que a todo aspecto particular comprendido en él pueda asignarse un valor matemático y expresarse exactamente en una ecuación diferencial, entonces la  Administración no es una ciencia. En este sentido solamente la  astronomía merecería la categoría de ciencia, y no está de más recordar que las leyes mecánicas del cielo no nos dicen nada acerca del color y la composición de los astros y todavía no ha podido saberse la causa de ciertos trastornos y explosiones que parecen ser accidentales. Si, por otra parte, podemos emplear correctamente el término ciencia en relación con un conjunto de conocimientos exactos, derivados de la experiencia y la observación, y un conjunto de reglas y axiomas que la experiencia ha demostrado ser aplicables en la práctica, y funcionan en la práctica aproximadamente como se previó, entonces podremos, si así nos parece, apropiadamente y por conveniencia, hablar de una Ciencia de la Administración (…).

Esta Ciencia (…) tiene tanto de ciencia general como puedan tener la economía, la psicología o la biología, y más de lo que tienen la historia y la política. El diccionario inglés de Oxford dice que una ciencia  es, entre otras cosas una determinada rama de  conocimientos o estudios; un reconocido departamento del saber. Yo, por mi parte, prefiero limitar el término ciencia a los conjuntos de conocimientos que sean totalmente deterministas en sus reglas y axiomas. Pero con esto se excluirían la mayor parte de las ciencias naturales y, además, la raza humana, como demuestran los diccionarios, persiste en emplear el término ciencia en su sentido etimológico y más amplio. Me inclino ante el veredicto del uso y, además, no encuentro palabra más conveniente y exacta que el término ciencia para expresar el conjunto de conocimientos y prácticas a que se da el nombre de administración (...)

Dijo que la Administración (…) tiene tanto de ciencia como la economía, Es, a mi juicio, mucho más ciencia. La economía ha sido y todavía es primordialmente descriptiva. Trata de describir la conducta de vastas masas de seres humanos actuando dentro de naciones y entre éstas y el movimiento de fenómenos tales como precios, salarios y cambios. Los cálculos del economista están constantemente sujetos a cambios violentos determinados por la política, cambios que son inapreciables e incalculables. El conjunto inglés de conocimientos económicos no puede aplicarse con exactitud en Alemania o en Rusia. Además, el economista no es un operador. No hace funcionar ferrocarriles y fábricas, y pone a prueba sus teorías aplicándolas a realidades prácticas. No tiene nada que ver con los concretos  problemas de iniciar una operación o un sistema. Salvo raros casos, el economista no es más que un observador automáticamente. El administrador se parece más al ingeniero que construye una fábrica de electricidad, es decir, se ocupa de la realización de propósitos humanos conscientes por el uso consciente de seres y materiales humanos.  En otras palabras, hay en la administración cosas análogas, si no idénticas, a las series mecánicas de secuencias determinantes que existen en la  física (...)

Ciencia aplicativa de otra parte pues (…) Si, por ejemplo, ha resuelto el gobierno cumplir el propósito de que se pague indemnización por accidentes del trabajo a hombres y mujeres y de acuerdo con determinados tipos, puede el administrador, lo mismo que el ingeniero, estimar por adelantado lo que probablemente costará el cumplimiento de tal propósito, indicar los tipos de funcionarios que harán falta para administrar la ejecución; y los procedimientos administrativos apropiados para toda la tramitación, desde el principio hasta el fin Podemos afirmar que hemos logrado ya reunir un enorme conjunto de conocimientos exactos y utilizables en el dominio de la administración (…).

Añadiría por último (…) Además, y esto es de suma importancia, los jóvenes, hombres y mujeres, que hayan llegado a dominar más o menos los principios, máximas y axiomas, de la ciencia administrativa, pueden ahora, mediante lo que se llaman prácticas de servicio, fortalecer sus conocimientos formales mediante experiencias vividas en y con la administración. Existe, pues, una Ciencia de la Administración en el sentido en que yo he empleado el término, y esta ciencia puede enseñarse, aprenderse y utilizarse. No hay nada que determine si debe enseñarse en las universidades, pero si éstas tienen un encendido y vivo interés en lo futuro de nuestro gobierno y civilización, enseñarán esta ciencia, y los funcionarios públicos y los políticos tomarán nota de esto, con lo que s se beneficiarán y mejorarán los servicios públicos como resultado de ello (…)


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