La Ciencia Administrativa americana ocupó
buena parte de su tiempo en analizar , -junto a las diferencias/concomitancias
entre Administración Pública y privada- la realidad de la dogmática separación entre política y
Administración, y que ha venido
paulatinamente abandonada casi por
entero en los últimos e años. Entre otros factores, entraron en juego una
consideración más optimista del proceso político como resultado de una considerable mejora del tono moral de la vida
pública.
Así para D. WALDO, cuatro fueron las doctrinas centrales
sobre Administración pública anteriores a 1940:
La primera sostenía que el proceso de Gobierno, considerado
analíticamente, consiste sólo en dos partes, a saber: decisión y ejecución. Primero es necesario decidir lo que se va a
hacer—función y definición de la política— y después ejecutar la decisión—papel
y definición de Administración—.
La segunda doctrina consistía en afirmar que debía
convertirse en una ciencia o, al menos, estudiarse de la misma manera que los
fenómenos en la ciencia física.
La tercera doctrina, en síntesis, sostenía que el estudio
científico de la Administración conduce al descubrimiento de unos principios
más o menos análogos a los principios de las ciencias físicas.
Otra doctrina sostenía que la economía y la eficiencia son
las metas centrales del estudio administrativo.
Ya en
1971 FREDERICKSON siguiendo a Waldo, y
en el marco de las propuestas de la NAP (Nueva Administración Pública) considera que la dicotomía entre política y
administración carece de un aval empírico, pues
los administradores a la vez ejecutan y hacen la política. El continuum
entre política y administración debe ser más preciso empíricamente e ir más
allá de un presupuesto teórico.
Por último G. PETERS en La Política de la burocracia (1999) afirmaría (…)
afortunadamente para nuestra
comprensión del proceso político, tanto en los textos académicos como en los
que no lo son se ha reducido la artificial dicotomía entre lo político y lo
administrativo. A medida que ha ido aumentando la carga de trabajo del
gobierno, ha sido inevitable que más y más decisiones se tomen fuera de sus
ramas "políticas" y sí en las ramas administrativas; se hace cada vez
más evidente que no todas las decisiones gubernamentales se toman en los
sagrados salones de la legislatura: un buen número de ellas se toman en los
recintos menos impresionantes, pero más numerosos, de las oficinas
administrativas. Por otra parte, en la literatura académica, varias
tendenciashan disminuido la distancia existente entre la política y la
administración. En primer lugar, la teoría de sistemas y el análisis
estructural- funcional destacan su interconexión más que su distancia; además,
un análisis más empírico ha descubierto que muchos políticos y funcionarios
públicos no perciben ningún alejamiento real entre las dos partes del gobierno.
Aquí sostenemos la tesis de que la separación artificial surgida entre ambas ha
disminuido hasta cierto punto, pero no ha desaparecido por completo. Es
probable que el análisis comparado de la administración pública y de su papel
en la elaboración de políticas públicas reduzca aún más esa barrera (…)
Si a todo lo anterior añadimos
las experiencias de la Nueva Gestión
Pública (NPM) dede 1975 hasta el 2007,llegamos fácilmente a las mismas conclusiones. Es más el péndulo
de la dinámica funcionarios-políticos, ha mostrado los mismos errores y
disfuncionalidades, sino más y peores, que
cuando la políticas estaban capturadas por la élite burocrática (Sí, Sr. Ministro). Súmese en el periodo actual (2007-¿?) de deconstrucción político-administrativa el aumento
de la designación política de cargos administrativos de interfase,el spoil
system encubierto, el reparto del botín administrativo incluyendo la contratación
administrativa. Total, … la administración de la miseria.
Analícese ya pues
deductivamente o inductivamente qué es o debe ser orto/heterodoxo en esta cuestión y concluyamos sobre la orto/heteropráxis.
Cuál sería el valor de la dicotomía en la noción del desarrollo de la politicas públicas
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