Siguiendo una
metodología de carácter inductiva puede permitir la afirmación de que lo visto
en las dos entradas anteriores y otras muestras que lamentablemente vendrán
tienen relación causal en algo nuclear para
la Ciencia de la Administración, pues afecta a uno de los presupuestos
de lo que podemos denominar
Teoría clásica de la Administración Pública (TCAP) y que repasamos vuela pluma en los más importantes;
La separación política-Administración
Pública; La dominación racional burocrática; El Empleo Público/ Civil Service; La teoría de
la organización aplicada a la
Administración Pública. Presupuestos, que al decir de J. Bourgon se
conjugan en los últimos tiempos con elementos del
sistema clásico por un énfasis en el control y diseño
organizativo; formulas neo-burocráticas, por su proceso de toma de decisiones;
del modelo institucional de los ’50 y ’60 anclado en las ciencias del
comportamiento; y del modelo de la elección pública, por su dependencia de la
economía política.
Lo que se ha denominado Administración moderna surge
del proceso
de división de poderes, en el que el legislativo y judicial se forman con las
competencias que han ido arrancando de manos del antiguo monarca absoluto,
quien mantiene en cambio el poder ejecutivo con
carácter residual (vestigios de ello lo vemos en la lamentable potestad
de indulto. La idea de la separación política-Administración es deudora en origen de
Napoleón, de la separación que efectuó sabiamente entre Gobierno y Administración. En su Gran
Consejo, designaba delegados encargados
de los “grandes asuntos”, en cambio, los ministros estaban encargados de los
“negocios corrientes”. Así surgiría la ‘función
administrativa’ consistente en realizar
los asuntos corrientes del público y una
función gubernativa encargada de solucionar los asuntos excepcionales que
interesan a la unidad y a la estrategia
política, y en velar por los grandes intereses nacionales.
El ajuste del rol decisión/ejecución, o mejor dicho el ‘qué’
y el ‘cómo’ será contemplada en autores como Wilson, Goodknow, o Weber y que tanta influencia tendrá para una
atribución funcional de los Agentes.
F. GOODNOW,
en “Política y Administración” (1900) diría que (…)hay en todos los sistemas gubernamentales, dos funciones
básicas o últimas de gobierno, o sea, la expresión de la voluntad del Estado y
el cumplimiento de dicha voluntad. También existen órganos separados en todos
los Estados, cada uno de los cuales se dedica principalmente a cumplir una de estas funciones. Y estas
funciones son, respectivamente, la política y la Administración. Hay dos funciones distintas de gobierno, y que su diferenciación resulta
en otra distinción (aunque menos completa) de los órganos del gobierno
aportados por el sistema formal de gobierno. Estas dos funciones de gobierno
pueden designarse, por conveniencia, respectivamente como Política y Administración
(…)
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