lunes, 5 de diciembre de 2022

Evidencia en Administración Pública (y 4): Nuevo conductismo y ciencias del comportamiento

   En el año 2021 con mucha actualidad la revista del INAP Gestión y Análisis de Políticas Públicas, dedicó  su número  25 a un  monográfico sobre  Los nudges y el diseño conductual de políticas públicas  que permite ahora  un tentativo  análisis acerca de este enfoque para  nuestro propósito de lo que puede suponer en la arena de PABE-BPA. De dicho monográfico hay reflejar la influencia sobre  esta corriente de pensamiento del Best Seller,  Nudge: Improving Decisions About Health, Wealth, and Happiness (Thaler, Sunstein, 2009), cuyo éxito dio muestra sobre la oportunidad de que determinadas  intervenciones públicas puedan basarse en nudges (empujones o codazos) para modificar la arquitectura de las decisiones individuales, intentando cambiar el comportamiento de las personas en una dirección concreta; pero,  sin prohibir ninguna opción, ni alterar en gran medida los incentivos económicos. Puedes ser acciones muy que no son órdenes coercitivas para los ciudadanos, sino que inducen a un comportamiento previsible Los nudges se añaden al clásico Carrot, Stick & Persuassion pero no lo modifican, y se argumentan como políticas dirigidas al ciudadano  indeterminado provocadas desde una suerte de ‘paternalismo libertario’ (diseño, gobierno políticas conductuales) 

Uno de los factores de la popularidad de los nudges ha sido  su relación con las Políticas Públicas basadas en Evidencias (PPBE), pues dos años después del Best Seller , el Reino Unido creó el Behavioural Insight Team  o Unidad de Nudges  y  el Social and Behavioral Science Team. La lógica es que  si la eficacia de las políticas públicas depende en gran medida del comportamiento humano,  un diseño basado en la evidencia debe fundamentarse en una adecuada comprensión de la conducta humana, es decir, deben tenerse en cuenta los sesgos y limitaciones conductuales. En este modelo de pensamiento, los nudges suponen un instrumento de política pública poderoso (Costas,Tucat, 2021).  

Esto sin mas es un revival del neoconductismo con un secuencia temporal condicionada  por  tres hitos distintos; 2009 cuando es puesta con cierta carta de naturaleza pro la ciencia. 2017 fue su disparo de reconocimiento habida cuenta el nobel de Sunstein, mientras que 2020 tubo escenarios múltiples de implementación para una tenue evaluación con ocasión del COVID-18 y las respuestas mediante técnicas de gobierno conductual,  

Se nos dice además que los nudges se encuentran a mitad de camino  en un término medio entre los carrots a zanahoria y persuasión, en cuanto  que utilizan la información y la estructura física del entorno de decisión, (arquitectura de la decisión)  para influir, más que persuadir, para una decisión libre . Se presentan  dos sesgos conductuales que favorecen el enfoque; La última decisión tomada es la que vamos a mantener y .si hay una opción destacada, se va a utilizar . En esto consiste el diseño de la arquitectura de decisión, maximizándose el  bienestar real del decisor, sin limitar sus  opciones , el mencionado paternalismo libertario. Baste ahora con señalar que existen reservas sobe su uso por diversas razones, entre las que se destaca que la supuesta evidencia no es tan sólidas en cuanto a la replicabilidad de los estudios empíricos, opuesto existiendo sesgos, su efecto es heterogéneo en la gente, muy contingente  por razones aún desconocidas(Cabrales,2021:38–45).

Todo esto nos conduce a entender que la pandemia  ha sido escenario propicio para su ensayo universal, y en el monográfico citado nos ofrece interesantes datos sobre el uso de nudges para promover el lavado de manos, incentivación del autoconfinamiento, mediante los SMS carteles, signos, noticias con resultados muy alentadores (Cuello,2021).

La experiencia en el uso durante la pandemia nos inclina a que debe estudiarse mucho y en profundidad en marco del BPA la utilización de los estímulos para mejorar la operatividad y gestión intraorganizativa de la Administración Pública, y no solo, aunque u ya es merecedor por ello, el tema de la corrupción y perversidad intencional. Hay aspectos inocentes, neutros éticamente pero muy disfuncionales, como resulta  de  las preferencias o las inconsistencias como campo de acción tales como los heurísticos, decisiones intertemporales, debilidades de la voluntad, riesgo, incertidumbre o ambigüedad (Miller, 2021). Y hay que celebrar que entre nosotros y en  materia de Administración Pública ya se acudió al gobierno conductual en propuestas de  mejora de la arquitectura decisional a través de estímulos conductuales(Rivero Ortega,2013).   


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