Esta otra manera de
hacer política , con luz y taquígrafos, empieza a tener resonancia a raíz del Memorando sobre Transparencia y Gobierno
Abierto que el Presidente de EEUU, Barack Obama, promulgó el 21 de enero de
2009. La idea se sustenta en tres pilares
básicos;
ü Transparencia: Un Gobierno transparente fomenta y promueve la rendición
de cuentas de la Administración ante la ciudadanía y proporciona información
sobre lo que está realizando y sobre sus planes de actuación. El Ayuntamiento
(y cualquier otra Administración) debería permitir el acceso a esta información
pública de manera sencilla y clara, permitiendo de esta manera que los
ciudadanos puedan realizar un control de la acción de gobierno, así como crear
valor económico o social a partir de los datos públicos ofrecidos libremente
por la Administración.
ü Colaboración: Un Gobierno colaborativo implica y compromete a los
ciudadanos y demás agentes en el propio trabajo de la Administración. La
colaboración supone la cooperación no sólo con la ciudadanía, sino también con
las empresas, las asociaciones y demás agentes, y permite el trabajo conjunto
dentro de la propia Administración entre sus empleados y con otras
Administraciones.
ü Participación: Un Gobierno participativo favorece el derecho de la ciudadanía
a participar activamente en la conformación de políticas públicas y anima a la
Administración a beneficiarse del conocimiento y experiencia de los ciudadanos.
Por tanto, impulsa acciones y orienta actuaciones que aumentan el protagonismo
e implicación de los ciudadanos en asuntos públicos y compromete con mayor
intensidad a las fuerzas políticas con sus conciudadanos.
Aun cuando podría parecer una propuesta genuina americana,
a mi juicio no es sino un énfasis de propuestas anteriores científicas.
Destacaríamos la de la Directora de la escuela de Administración Pública canadiense Jocelyne Bourgon, quien en la 5ª Conferencia Braibant de 2006 del
Instituto Internacional de Ciencias Administrativas (IIAS) que el modelo
administrativo actual es un estado de transición que no casa ya con la teoría
clásica pero aún no cuenta con el
sustento de una nueva y unitaria Teoría administrativa. Al presentar sus
propuestas de gobierno receptivo,
responsable y respetado para
esta nueva visión teórico-práctica propone entre otras las siguientes
características;
ü Una ‘ciudanía’ entendida
más allá de su condición de votante, cliente o consumidor, que reconozca su
implicación y participación en las decisiones, de tal manera que su inclusión
de la toma de decisiones asegure una mayor confianza en el gobierno, y por ende
aumente la legitimación de este.
ü Un ‘Interés público’ basado en tener más en cuenta los
intereses de la ciudadanía como colectivo y no sólo un agregado de intereses privados.
ü Los ‘Servicios a los ciudadanos’ han de aumentar en su
cantidad y calidad, merced a las nuevas exigencias y las nuevas técnicas
disponibles, prestadas por la sociedad del conocimiento, las TICs…
ü En cuanto a las ‘políticas públicas’ estas deberán tener en
consideración la necesidad de contar con actores no gubernamentales que
coadyuven en todo su proceso. Los gobiernos cada vez serán jugadores
privilegiados que habrán de negociar, facilitar soluciones y resolver
problemas, y en te cometido los empleados públicos desempeñarán un papel
decisivo.
ü La búsqueda de un menor papel del Estado no ha supuesto más
confianza ni un mayor grado de
satisfacción en la ciudadanía, ni tampoco una sensación de mayor seguridad.
Este tiempo ha sido un mero aprendizaje a través de experimentos, lo que debe
ahora debatirse para la una Teoría nueva sobre el rol de la Administración, es
la conciliación entre las libertades de la esfera privada y los valores comunes
que afecta a la esfera colectiva.
Este Gobierno receptivo, responsable y respetado,
conlleva la idea implícita de apertura y transparencia pues supone un modelo de
Administración abierta en la que lo relacional cobra principal protagonismo. La
apertura lo es en cuanto a la ciudadanía, las demás Administraciones u otras
organizaciones colaboradoras. Es una Administración en red, y a la par, un medio para un modelo de gobernabilidad en
gobernanza que supone una implicación activa de la ciudadanía en los asuntos de
la comunidad. El gobierno abierto es objeto de estudio desde distintos enfoques
y áreas de conocimiento; como irrupción de la
llegada de una tecnología en la comunicación; impacto de la
participación y colaboración en la
eficacia administrativa; transparencia,
rendición de cuentas y control en el
proceso de decisión e implementación de políticas públicas; redes de
políticas;…
Ya en la actualidad, distintos países en todo el
mundo han iniciado un proceso progresivo para promover e impulsar estrategias
ligadas al concepto de "gobierno abierto", que basado en los mencionados
principios de la transparencia y apertura, participación y colaboración, se ha
posicionado como un paradigma emergente que intenta responder al agotamiento de
los modelos tradicionales de gobernabilidad. Ahora el paradigma exigirse
además de los ‘tipos ideales’
weberianos del político y el funcionario, un tipo ideal de ciudadanía
democrática que interaccione y coadyuve para
la mejor gobernabilidad, con mayores deliberaciones públicas y dialogo
social junto al resto de actores
gubernamentales y administrativos, resultado al transparencia un requisito para
esta ciudadanía conozca el ‘qué y el
‘cómo’ de un administrar concreto.
A nuestro juicio la propuesta de O-GOV no es en
puridad específica para la Administración Pública, sino más para el
reforzamiento del gobierno democrático y su necesidad de confianza de la
ciudadanía, aunque sí afecta a la ciencia administrativa en cuanto que el subsistema administrativo se ve
afectado por nuevas dinámicas del sistema político (subsistema
gubernamental). El Plan de Acción de España
al respecto se dice que (…)España está firmemente decidida a hacer del
Gobierno Abierto una política transversal que inspire todo nuestro programa
administrativo y legislativo de los próximos años (...)
Cfr.
BOURGON, J., “Gobierno receptivo, responsable
y respetado: Hacia una nueva teoría de la Administración Pública” en Revista
Internacional de Ciencias Administrativas, 73-1,pp. 5-26
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