Un
trabajo ya de segunda generación sobre políticas públicas (M.LANDAU, The Proper Domain of Policy Analysis, 1977) contempla el análisis
de políticas visto como un subconjunto del concepto de lo político,
o como idéntico sin más, a lo político, como inclusivo de otras dimensiones
(interdisciplinario) o, como medio para abordar de manera integrada los problemas sociales.
Para algunos la política es un asunto de valores – ideológico/normativo-, para
otros una estrategia, diseño o programa,
y para otros el término abarca valores, objetivos y medios. Dependiendo del
enfoque el análisis de políticas es más
científico en sus ropajes que en la sustancia.
Para
que el análisis de políticas tenga sentido, hay que verlo como ciencia social
aplicada, teniendo en consideración que se van a aplicar los resultados de una ciencia
teórica. Toda propuesta de política está acompañada de riesgo e incertidumbre, pues
las políticas son hipótesis, que proponen
una intervención para alterar alguna circunstancia o un modo de conducta y
su formulación fijará normativamente la condición
de estado deseada. El objeto de
cualquier propuesta de política es controlar y dirigir cursos futuros de
acción, que es la única acción sujeta a control.
En
prensa valenciana y en fecha de nueve abril
2007 con el título “La oferta
electoral y «la navaja de Ockham»” evoqué con admiración la propuesta de
Edgar Morin del «bucle reformador» según la cual las reformas no son únicamente
institucionales o sociológicas, son reformas mentales que necesitan un
pensamiento distinto, una revisión de los términos aparentemente evidentes de
la racionalidad, de la modernidad y del desarrollo. La reforma del Estado, la
reforma del espíritu y la reforma de sociedad se necesitan mutuamente. La
reforma del espíritu requiere una reforma de la educación que depende, de la
reforma previa del pensamiento político. Existe pues, una relación circular
entre esas reformas que dependen unas de otras. La «política de civilización»
debería contribuir a la reforma de la vida, la cual debería contribuir a la
política de civilización. Reforma ética, reforma de la vida, reforma educativa,
reforma social y reforma del Estado son interdependientes y se nutren
mutuamente
En
la entrada ¿El Estado a la bañera? de 30
de junio de 2013 dimos cuenta también de
la Braibant Lecture de 2102, del IIAS a cargo de Bernardo
Kliksberg. a vueltas con dicho pensador argentino podemos
en el video sobre Noruega y su pacto social, qué políticas le ha llevado a estar desde los
‘80 en el top del índice de desarrollo humano (http://www.ve.undp.org/content/dam/venezuela/docs/Publicaciones/undp_ve_IDH_2013.pdf)
Sin
duda ha sido posible debido a la coherencia entre la política, las políticas
y los actores. Todo bajo un pacto social que entre otras cosas supone la
sociedad más igualitaria del mundo (la media es de un salario tres veces mayor entre
el empresario y el trabajador, y de diez veces entre
el más rico y el más pobre, cuando hay países que es de 400 veces)
En
este video pueden verse referentes normativos para políticas que debiéramos tener
en consideración a la hora de elegir a
nuestros representantes. Es posible aumentar la riqueza nacional e individual
con comportamientos éticos, superadores de la mano invisible, con . Es posible
y necesario que la revolución que necesitamos ha de venir de un nuevo pacto socio-económica,
y que este será moral o no será como señalara Enmanuel Mounier. Pacto social en
lo educativo lo ético y lo económico, para las políticas sustantivas. Nueva arquitectura
institucional para asegurar el metagobierno de las políticas.
Mientras que
esperamos al Godot político cual Rey Arturo retornando de Avalon, podemos
seguir leyendo a Mounier, a Morín o a Kliksberg, entre otros, en lo que aquí
nos ocupa
No perdamos este
video de vista https://www.youtube.com/watch?v=W6Nczs4mho4
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