En
el programa de Conferencias del INAP en
curso "La reforma del Estado y de la Administración española” en la que
correspondió a D. Santiago Muñoz Machado
con el título Repensar el Estado, señaló al inicio que casi nada funciona
correctamente, … desde los parlamento a los sindicatos… . Al final si dio un
espaldarazo a la experiencia de las Autonomías, con la necesidad de cambios en
el modelo.
He
tenido ocasión reiteradas veces en este
blog de referirme a los ajustes que hay que hacer en la arquitectura institucional
del modelo político-administrativo y de hacer mención al origen de las
causas de las perversidades en lo
público que se explican cuando se confunden los fines, los objetivos y las funciones en las organizaciones. La cuestión más grave reside más que en la
cuestión técnica del manejo público, en la función de la Administración Pública, y esto
primordialmente es lo que se ha de reconceptulizar. Siendo importante ajustar
el modelo autonómico en los términos expuestos por el conferenciante, más
acuciante me parece salvar el Estado o de reconducirlo a sus funciones, fines y
objetivos, a cuyo propósito debe reflexionarse en el marco de la crisis, de la
globalización, de la fragmentación y de la crisis de gobernabilidad institucional
su reconceptualización pues incluso Fukuyama asintió en 2004 que la debilidad del Estado constituye un
asunto de primer orden tanto en el ámbito nacional como internacional (Cfr.‘ La Construcción del Estado. Hacia un
nuevo orden mundial en el Siglo XXI’). Debatido esto los ajustes de la
autonomías deben realizarse en un Estado
ya reajustado.
En 2007 G. TiMSIT
fue el lector de 6ª conferencia Braibant, titulada “Reinventar el Estado. Continuará” en el
marco de las actividades del IIAS. Este académico señalaba
(…)De hecho, el Estado estratega no es
simplemente un Estado responsable de «una función gestora racional», como se
suele creer, o «la definición de un programa gubernamental» que debe ser
implementado gracias a instrumentos como el «presupuesto marco», la definición
de los techos de gasto y otras técnicas similares... El Estado estratega es un
Estado que, por tener que dar cuenta a la comunidad ante la que es responsable,
debe también asumir la Responsabilidad de garantizar misiones estratégicas que
impliquen que es responsable de la sociedad.
La importancia que
adquiere la reinvención del Estado se ve potenciada por otro valor básico en
nombre del cual avanza la reforma: la solidaridad, la necesaria solidaridad
impuesta por la expansión de la vinculación cívica y el desentrañamiento del
tejido social característico de nuestras sociedades. El fracaso histórico del
final del último siglo de revoluciones que tuvieron lugar en los países de
Europa central y oriental (donde se había perpetuado una forma de control de
Estado extremo) contribuyó enormemente a la desafectación del Estado.
Para estos y mucho otros
países, el resultado fue una desacreditación y un distanciamiento del Estado en
lo que concernía a sus cometidos en el ámbito social, particularmente, y del
cual el Estado había sido responsable desde el principio. El fenómeno dramático
de la exclusión social, que las sociedades contemporáneas están experimentando
y que no pueden sino empeorar. A ello hay que añadir: la desterritorialización
del fenómeno religioso que están generando las fluctuaciones migratorias en los
países occidentales, agravada por la globalización. La consecuencia de esos
factores ha sido a desacelerar el proceso desintegración de las sociedades. El
viejo Estado administrativo, incluso en su versión más indulgente del Estado de
Bienestar no podía seguir garantizando la gestión o la unidad de la sociedad.
Precisamente en reacción a esta tan desastrosa evolución, comenzó el proceso de
reinventar el Estado, un Estado cuya acción primaria debe ir más allá de las
funciones obvias del Estado, centrándose en factores esenciales para la
cohesión del grupo: empleo, sanidad, educación, cultura, por ejemplo, todos
ellos sectores sin cuyo desarrollo sería imposible, impensable, reelaborar la
vinculación cívica.
De esta forma podemos
apreciar mejor las características y valores del enfoque normativo basado en el
diálogo. La maquinaria utilizada en este enfoque, adaptada a los mecanismos de
democracia tradicional —en algunos países, prácticamente dilapidada por no
haber servido lo suficiente— sitúa la noción de legitimidad en el centro del
proceso de Estado, una idea que, lejos de proyectar la atención hacia fenómenos
intangibles e inmateriales, aporta, por el contrario, resultados directos
específicos e inmediatos al proceso de reforma. He intentado simplemente
esbozar el análisis. Al final de esta conferencia puedo observar, obviamente,
lo imprudente que he sido al hacerlo. La verdad es que sólo estoy seguro de una
cosa: reinventar el Estado es un proceso a continuar, será, en cualquier caso,
un proceso que no tendrá final. (…)
Sirva
esta exposición para fijar el debate, de la misma manera que en la 5ª
Conferencia Braibant de 2006 del IIAS, Jocelyne Bourgon manifestó la necesidad de que una nueva teoría sobre
la Administración Pública se articularan en un Gobierno-Administración
sensible/receptivo, responsable y respetado(confianza Pública). Esta postura
sobre las características de los Gobiernos tuvieron la crítica de C. Pollit y otros en
cuanto a que en esas propuestas se estaba más en la búsqueda de una nueva
Teoría de la democracia liberal, que una sobre la propia Administración, ya
que ciudadanía, participación … son vistas como cuestiones políticas y no
administrativas.
Cuestión peregrina ya que cada modelo administrativo tiene su orientación
en un modelo político y se ha venido progresando en función de los cambios
políticos, siempre revolucionarios, cruentos o no. La revolución francesa, la
de 1849, la república de Weimar, la era progresista americana o el final de la
II guerra mundial generaron políticas administrativas distintas,
distantes o antagónicas de sus
precedentes y el resultado histórico
está ahí.
Me
parece que está pendiente de terminar de pensar las propuestas R3/RRR - reconexión, reconceptualización y
redesempeño – en cuanto suponen reconceptualizar propósitos, reconectar con la
red de políticas, redefinir la racionalidad administrativa, recapitalizar los
activos, redireccionar los recursos y revitalizar los valores constitucionales.
De momento sólo percibo desconstrucción, malversación, cambio de élites y de
redes beneficiarias, y sobre todo la fragmentación social vía desaparición de
las clases medias, como gran logos de la segunda mitad del Siglo XX. Me parece pues tarea previa fijar
el qué y el cómo y hasta que alguien invente algo mejor para el progreso humano
el sistema democrático, pero el de verdad, el que marcan los cánones teoréticos
.
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