‘Por sus obras los conoceréis’, ‘0bras son amores y no meras razones’ o
‘cuando leas a un filosofo no te fijes en su vida’ son diversas expresiones acerca de la gran
tragedia del hombre común .-especialmente público - ; la mentira, el fariseísmo y la hiprocresía. Pero algunos metidos en ese
fango pasan a la historia habiendo dejado algo bueno. Vamos a reflejar algunos
aspectos negativos por heteroprácticos en los dos grandes del pensamiento
administrativo español de la década prodigiosa (1840-1850) cuya calidad
intelectual es insuperable y su aplicación las sistema español hubiera sido
revolucionaria en no pocos aspectos, y sobre todo expuestos desde un
pensamiento liberal de aquellos tiempos. Deben citarse a Sainz de Andino, De
Burgos, Olivan, Posada Herrera, Silvela, Ortiz de Zúñiga y Colmeiro). Su
aceptación en la política hubiese evitado que la descripción de Benito Pérez
Galdós de la España administrativa de finales del siglo XIX. Así lo hace en
1998 su obra Miau, al reflejar la vida dolida y trágica del cesante Ramón Villaamil, amargado y tan
desolado y por la cesantía infinita, fruto del sistema del espolio o de botín
que permitía – formal y materialmente - que los vencedores de las elecciones
incorporaran al presupuesto a amigos y paniguados. De Posada
Herrera se dijo (Cfr. Cánovas Su vida y su
política, de Fernández Almagro, 1951) que (..)fue un astuto
practicante de la política y profundo conocedor de la administración…
inteligente en grado sumo, escéptico hasta el hielo del espíritu, ladino o
descarado según las circunstancias. Muy experto en el trato de gentes supo
hacer de su despacho eficaz confesionario para asegurarse la lealtad de los
candidatos que habían de ser encasillados.
…Ante la pregunta de O’Donell a Posada
como Ministro de Gobernación de ¿Cómo había obtenido tantos diputados
adictos?, contestó: “Soy cristiano viejo y pongo mucho cuidado en que mi mano
izquierda no sepa lo que hace mi mano derecha” .
… Aquellas virtudes de habilidad,
sagacidad, ingenio dialéctico, que Posada Herrera poseía, torciéndose
tantas veces en artimañas y desaprensiones, no padecieron jamás en Cánovas
análoga degradación peyorativa … Posada ponía la Administración, sin
vacilar al servicio de sus fines políticos y electorales y, no por ello, dejaba
de sentir, en su vocación intelectual y técnica, la necesidad de mejorara la,
de hacerla más útil al interés general(…) – Aquí se cita su colaboración con Cánovas para los
proyectos de presupuestos y gobierno provincial y municipal con una gran
descentralización administrativa en favor de las provincias, o el de libertad
de prensa –
Posada fue denominado el ‘Gran Elector’ –
por su influencia en los nombramiento a similitud del sistema de los landers alemanes
- y descrito como carente de la más elemental comprensión de la democracia a la
que confundía con el jacobinismo o el socialismo.
En Alejandro Oliván está prenunciada la teoría de la Administración Pública de Stein como acción de conformación social , pues conforme al esquema reformador que sigue Olivan pretende acentuar el papel de lo administrativo para objetivar el papel del Estado, manifestado en la permanencia de lo administrativo, estableciendo una zona común y neutralizada como obra de todos los partidos y no señuelo para dominación de grupo. Oliván al enunciar una verdadera Administración protectora y orientada al progreso social, cuando aún estaba lejano 1848, visión que no sólo en España sino en el resto del mundo suponía medidas administrativas inéditas. Esta concepción de la Administración Pública como creadora y elevadora de la vida social se nutrió en buena parte del pensamiento ilustrado. Por eso García de Enterría diría que si Burgos fue el creador de la Administración Pública española, Olivan lo fue de la Ciencia Administrativa.
Así sorprende que la desmitificación que
del pensador realiza Lorenzo Martín-Retortillo en “Un retrato y discurso
de Alejandro Oliván” en Revista de Administración Pública,
57, 1968 - curiosamente en las antípodas de la apología
posterior de su hermano Sebastián, (también Catedrático de Derecho
Administrativo) en Alejandro Oliván: Reflexiones sobre su vida y
su obra, Cívitas, Madrid,1997.
Se presenta al personaje como un político interesado, clasista,
y partidario de la exclavitud al hilo de una investigación suscitada
por las sospechas sobre un personaje con idéntico apellido descrito
en la obra del inglés George Borrow, - agente de la Sociedad bíblica
británica- titulada La Biblia en España, o viajes,
aventuras y prisiones de un inglés en su intento de difundir las escrituras por
la Península, de 1842 (traducida al castellano
en 1921 por Manuel Azaña), reeditada en 1967.
Borrow presenta a un tal Oliban como secretario
del duque de Rivas, ministro de la Gobernación, es decir, como subsecretario de
la Gobernación o del Interior, y en tal cometido se cuenta
que (…)Fui a ver al secretario, un aragonés llamado Oliban,
que no era guapo, ni de elegantes maneras, ni afable …—Es un hombre singular; no
se cansa de hablarme del Concilio de Trento (…).
Nada menos que
podemos leer en Martin Retortillo que (…)Sorprende, considerando a
Oliván como uno de los padres y mentores de las ciencias administrativas en
España, contemplar su pacífica y palpable condescendencia para con la
esclavitud al defender, en definitiva,, junto a consoladoras e ineficaces
lamentaciones generales, al partido de los propietarios de esclavos (…)
Olivan en las Cortes españolas como
diputado moderado – expuso a la clara cómo era concebido el
problema colonial en la sesión del 18.05.1836 al discutirse la
ley electoral en lo referente al nombramiento de los representantes
ultramarinos. Lorenzo Martin Retortillo señaló que es útil para
esclarecer la ideología de Alejandro Oliván. A la hora de fijar un retrato de
su persona surge, como de la mano, un testimonio bastante elocuente de sus
ideas. En dicho discurso afirmó (…) sorprende la cruda sinceridad
con que se aborda el planteamiento colonial para tratar de defender, fundamentalmente,
valores como la propiedad, el prestigio, el comercio. En base a esta
concepción, la población de las islas es útil en cuanto proporciona brazos de
trabajo para la explotación de las mismas. Con la misma lógica, la
Administración se piensa para estar directamente al servicio de los mismos
intereses: "¿Quiénes —dice Olivan— serán los que influyendo en el gobierno
del país ofrezcan mayores seguridades de orden, de estabilidad y de prudente
manejo? La respuesta me parece sencilla: los mejores de cada isla, los más
ilustrados, los más ricos, los más interesados en el bien público (…).
Una cosa es hablar de política y otra ejercerla, weber lo dice meridianamente claro y la tensión existente no es fácil. Pero lo que debe hacernos reflexionar es porqué hombres tan ilustres, ilustrados, conocedores del bien, convencidos de la bondad de sus propuestas, tropiezan heréticamente con sus posiciones canónicas en su vida política. Y cabe preguntarse ¿Qué será entonces de los que ejercen la política sin tener marcos teóricos, científicos o ideológicos de guía y estar desnudos al socaire de los tira y afloja que mueven los hilos ?
Cuestión compleja así que yo sigo
pensando, que en todo caso, los dos grandes de la historia administrativa
europea son Octavio Augusto y Napoleón y recomiendo sobre el primero la
biografía novelada de Adrian Goldsworthy Augusto, De revolucionario a
Emperador (2014) y del segundo Los Cien días de
Dominique de Villepin (2014).