La imagen
que antecede representa la visión del antiguo testamento sobre el Leviatán
identificado como Satanás, vencido
finalmente por Dios. Para Hobbes
el Leviatán (1650) - Estado
o Civitas - supone la construcción de un pacto social para remediar
el ‘estado de
naturaleza’ en el que los seres guiados por el instinto de
supervivencia, el egoísmo y la
ley del más fuerte se
hallan en una guerra
de todos contra todos, que haría imposible el establecimiento de sociedades
en paz y la armonía.
Maritain desde la filosofía política cristiana, en El hombre y el Estado (1950) nos diría que el ser humano como individuo es
para el cuerpo político y el cuerpo político es para el ser humano como
persona. Pero en modo alguno el hombre es para el Estado, sino el Estado para
el hombre. Posición diametralmente
opuesta a la musoliniana del todo en el
Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado. El leviatán tiene una
lectura positiva o negativa, tanto en lo cultural como en lo político según el ‘qué’
y el ‘como’ de este. La historia ha demostrado las consecuencias perversas del Estado totalitario, como aquellas fruto
de un modelo de mínimos. Y entre ambas el
Estado social del bienestar keyenesiano (ESBK)
-resultante en europea del consenso entre socialdemócratas y
democristianos - parece que es el único modelo empírico que salva los papeles
aunque solo sea por haber competido y ganado al socialismo real en términos de progreso
integral. Y esta es una realidad que nos hace ser muy cuidadosos y agradecidos con
ese modelo de Estado, como para dejarlo en manos inadecuadas.
Esto ha de servir para entrar en debate
sobre la necesidad de recuperar o no lo que se ha llamado el Neoleviatán o leviatán
dirigido, Estado Administrativo, estado funcional moderno, como la última evolución
del ESBK a finales de los ‘70 del S. XX .
Así vemos propuestas de un Estado neoadministrativo (Durant), un Estado con
menos administración y con énfasis en otros roles. La desregulación,
desactivación y devolución, lo configurarían peo
en relación con la reconexión,reconceptualizacón
y redesempeño. También se ha apostado sobre un
Estado neoweberiano (Pollit y Bouckaert),como híbrido todavía por
inventar que combina los elementos del funcionamiento burocrático con los
principios de la economía y de las nuevas formas de gobernanza. Equivale a las
propuestas de “burocracia liberal” de Giauque, “gobernanza pública reanimada”
de Budd o “nuevo servicio público” de Denhart y Denhart. Igualmente puede
hablarse de “neoburocracia” a los
modelos alternativos a la NPM al menos con sus propuestas de 3ª
generación en los que la eficiencia económica se compadece con un gobierno activo, respetuoso con la
legalidad y transparencia, profesionalización del servicio público,
modernización administrativa vía incorporación de las tics, participación
ciudadana en la gestión pública y un enfoque hacia el modo de gobernanza.
Como el debate, citado varias veces en
este blog, sobre qué Administración Pública, para qué Estado y para qué sociedad – de momento
siempre democrática- sigue abierto desde el congreso del IIAS del 2006 desde la Propuesta de J. Bourgon “Gobiernos
sensibles, responsables y respetados. Hacia una teoría Nueva Administración
Pública” , cabe en esta transición de
paradigmas que vivimos plantearse si tiene sentido, salir del limbo con un neoleviatán equivalente y equipotente al
que nos ha precedido en el ESBK y en su
caso, bajo qué condiciones para su gestión.
El ciudadano-administrado y
copropietario constitucionalmente del
Estado sospecha del Leviatán (estatal o no) cuando los servidores de lo
público, cuya formación política agoniza,
empiezan la fuga en pro de una colonización de puestos en empresas privadas
concesionarias en la prestación de
servicios públicos en régimen de concesión. Los fenómenos de puerta giratoria,pantouflage, la mayor de las veces,
obedecen no a la gran gestión o elite de procedencia (ENA), sino a la presión
sobre éstas concesionarias que ven peligrar sus intereses, asumiendo a estos
altos cargos como un coste de transacción, más que como un valor añadido.
Los ciudadanos también sospechan
cuando los políticos tratan de llenar sus agendas ya preelectorales, forzando a
las instituciones de la sociedad civil a que les hagan hueco en sus actos académicos,
forzando situaciones ridículas. Lo mismo
sucede cuando los decisores en lugar de acudir a la academia a recibir
formación o información, acuden a ella para buscar legitimaciones que de la que
carecen individualmente, informes para justificar acciones contra legem, contra tabulas
o contra societas, como si
estuviéramos otra vez en la era de las arcana.
También hay sospecha cuando la Administración Pública hace el trabajo sucio
a grandes intereses privados, enmascarados en el difuso general (vg. los fondos buitre que han
adquirido las viviendas sociales,… los
agentes urbanizadores, las expropiaciones a favor de grandes empresas,…)
Episodios nacionales y regionales
actualísimos no faltan en el abundamiento de la sospecha y el desconcierto y la
tribulación, pero los ciudadanos comienzan a no querer un leviatán equipotente
al anterior cuando lee que seis policías
han sido los homicidas de un ciudadano, cuando un oficial de la guardia civil
presenta pruebas falsas al ir a 200 km/h, cuando los magistrados acceden a las
plazas mediante amiguismos o cuando los inspectores de hacienda o los fiscales
miran para otro lado según quien, y cuando el 53% de los eurodiputados
desempeñan actividades ajenas a su labor parlamentaria. El empleado público
también se preocupa, se molesta, y desmotiva cuando ve que sus derechos son
reconocidos solo en sede judicial, ya que la Administración Pública dilata por
aquello de que no hay dinero o razones varias y, ya para nota, cuando ser permite
con la que está lloviendo presentarse a
las lecciones queines sólo estas imputados pro casos de prevaricación
en la gestión municipal, esto no es corrupción. Esto me ha dejado tan estupefacto como
cuando leí que un empresario mexicano relatada a un medio ultracatólico-neocon
que en su empresa ya no había corrupción por que habían despedido a un directivo
que tenía un affair con su secretaria.
Confróntese estas actitudes
sospechosas con la actitud del hombre común, el ciudadano servil, contribuyente, al que le
imponen una sanción de 500€ porque su perro se ha soltado, su coche le falta la
ITV, o ha fumado en lugar incorrecto,… y se aquieta, a esperar la paga extra
para recuperar su estabilidad presupuestaria, ya que a él no le
prestan al 0`5%, sino que está sometido al TAE de los préstamos a 5-10 años o
el de las tarjetas de crédito, muy cerca de la usura. ¿Qué nos diría hoy Don Gumersindo
de Azcárate de la TAE del 12 o 24%?.
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