La Universidad UCH-CEU para los días 27 y 28 de noviembre de
2014 y en la sede del Palacio de Colomina C/ Almudín, 1 de Valencia
tiene programado un congreso sobre diversos aspectos que giran en torno al título
del congreso; análisis del estado de
nuestra democracia; actuación del Gobierno, proyectos y resultados, y pautas de estratégicas de la
oposición; relación Estado- mercado y sociedad; regeneración democrática; liderazgo político; gobernabilidad de las
sociedades y territorios; mecanismos de control y rendición de cuentas; capital
humano; experiencias comparadas; captura
de políticas; responsabilidad y lealtad institucional; desconfianza y
desencanto con las instituciones,etc. El desarrollo de programa queda expuesto en este link http://www.uchceu.es/actividades-culturales/2014/congresos/i-congreso-internacional-sobre-calidad-democratica-buen-gobierno-y-lucha-contra-la-corrupcion/inicio.
Muchos enfoques puede darse a
la actividad pero para mí visto, sobre todo nuestra experiencia autonómica,creo
que debe resaltarse el factor ‘ineptitud de la gestión pública’ en buena parte
de los niveles de actuación del sistema político –administrativo. Dicho en términos
weberianos haya una falta de racionalidad en la adecuación de medios a fines,
en la que funcionarios y/o políticos están muy lejos de los tipos ideales como
metodología de sociológica compresiva. O como diría, Renata Mayntz nos encontramos ante un problema de
estructuración organizativa idónea para el logro de objetivos. Esta ineptitud es sistémica claramente, tanto de nivel macro/supra o micro.
Cuando un
representante político se pregunta o afirma
que "algo hemos hecho mal
cuando nuestros votantes han dejado de apoyarnos", hay que ponerse a
temblar porque o hay necedad o cinismo, cuando la evidencia de la ineptitud
sistémica – de peores consecuencias que la corrupción, sino una manifestación
y/o consecuencia de ella - es tal que puede encontrarse familias de votantes habituales que, por ello, en las
pasadas elecciones europeas han votado
mayoritariamente a opciones antagónicas – por apariencia de antisistema –.
La
ineptitud no es sólo doméstica y próxima, es algo bastante común al fenómeno de la
NPM que mas allá de ser una mera moda administrativa – con cierta ideología
perversa, no ha podido in bona partem
superar las patologías del modelo
tradicional, (el interés de grupo, lentitud, ineficacia, rigidez o escasa
adaptación a los cambios externos, captura de políticas.
En el estudio
comparado sobre las reformas de Gestión Pública de 12 países de la UE – no está
España - (Pollitt,C-Bouckaert,G., 2010. La reforma de la gestión Pública.Un
análisis comparado, Inap. Madrid, 2010) puede verse que;
· No hay evidencias
convincentes sobre la disposición o capacidad de los
· responsables políticos
para convertirse en gestores estratégicos.
· Lo mejor que puede decirse sobre los modelos
de reforma a los que se
· acogen los políticos es
que su validez no está demostrada.
· Existe una fuerte
necesidad de contar con un modelo más realista sobre el
· rol que los políticos
pueden y deben desempeñar en la dirección del aparato estatal.
· Los modelos tradicionales no es que sean tanto
incorrectos como inadecuados para los tiempos actuales.
· La preparación de los políticos para el
desempeño del cargo público ha sido en muchos países un área abandonada por las
reformas… la desconfianza hacia ellos puede sustentar razones democráticas
sólidas para hacer de su preparación un punto fundamental del debate público.
Asimilar
todo esto supone la poca esperanza de que el pervertido sistema político-administrativo
actual se puedan encontrar respuestas sinópticas, compresivas, articuladas,
proactivas, sistémicas, prospectivas, estratégicas o de semejante fuste, pues los
que están no tienen aptitud o no pueden hacer uso de ella y quienes podrían, no
están.
Ya en 1947
con mucho acierto se manifestó que estamos muy lejos de una Ciencia de la
Administración Pública, ninguna es posible a no ser que, entre otras razones la
naturaleza del ser humano en el área de Administración Pública ha de ser mejor
comprendida y su conducta más predecible (Dahl,R., “Ciencia de la
Administración Pública: Tres problemas”,Public
Administration Review, VII,1-11.1947). Lo que no deja ser verdad, en esta y
otras ciencias sociales, pero no es menos cierto que el comportamiento de los
políticos en términos de actitud y/o aptitud así como, también las
buropatologías condiciona al sistema administrativo de manera determinante en
la implementación de políticas, otrosí del factor cultural.
Para Fayol a
la Ciencia de la Administración no le ha cabido duda de que el éxito en la
gestión no tiene nada de difícil, es simple consecuencia lógica de la
aplicación de los principios de Administración. Si bien la capacidad de
administrar es un arte y una habilidad que se aprende, esta praxis, cuando está
totalmente divorciada del estudio es probable que se vea afectada en sus
resultados, como igualmente el estudio sin método, a través de la práctica, sea
acaso estéril y engañoso (Urwick, L., Los
elementos de la Administración,Pitman & Sons, Londres 1961).
Y esto
guarda, a mi juicio estrecha relación con un argumento recurrente en este blog el “bucle reformador” del que habla el gran
pensador contemporáneo Edgar Morin.
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