Si resulta grato dar cuenta de un libro propio, no menos resulta
de hacerlo de otro compañero, cuyo buen hacer literario redunda en la formación
de los alumnos. Me refiero al Libro ‘La
Ética de la democracia. Sobre la política de John Dewey‘ del profesor
Miguel Catalán, compañero en los estudios de Ciencia Política y de la Administración.
En este blog vengo dando fundamentalmente una lectura de la
Administración Pública desde una perspectiva sociopolítica-funcional, sin
perjuicio del aspecto técnico-organizativo y alguna referencia al aspecto jurídico.
Por ello se impone tener siempre presente el rol del Estado Administrativo. El
libro de M. Catalán por sí merece una glosa para cualquier politólogo pero yo
lo hago aquí por su interés en los estudios comparados sobre Administración
Pública.
Se nos cuenta de
Dewey su idealismo por la democracia a la que considera ‘el límite ideal de la
asociación humana’ considerando que sus instituciones aseguran una suerte de
dominación superior a otras formas de
organización social. Para el autor es tanto un sistema de gobierno como una
forma de vida. Frente a otras postras más liberales, considera que la sociedad
es más una comunidad de individuos, previa y naturalmente imbricados entre sí.
En el marco de la era
progresista que le toco vivir considera de vital importancia la educación como
factor de progreso, así diría “la democracia tiene que nacer en cada nueva
generación, y la educación es su comadrona”. Pero esta democracia añadiría, pues no es sólo la
política la cual no perdura más que
cuando hay una democracia social. Pues
bien en el marco que suponen
estos prolegómenos ideológicos, esta suerte de democracia social-ista –
equidistante entre capitalismo feroz y comunismo totalitario- supone una idea
sobre la Administración Pública. Así es
de recordar que lo que se denomina como Administración Pública Progresiva
(PPA) es la respuesta del pensamiento
administrativo a las necesidades de la
era progresista como un conjunto de ideas sobre la Administración de la era del
progreso entre finales del XIX y principios del XX en los EE.UU y se desarrolla
durante el S. XX como el equivalente anglosajón de la APT hasta el surgimiento
de la NPM. En ella el tema central de la gestión pública era como limitar la
corrupción, el derroche y la incompetencia que impedían de manera ostensible el
progreso. Así entonces para Dewey el Estado está obligado a intervenir allí
donde las actividades de un grupo ponen en peligro en riesgo el interés
colectivo. Frente a posiciones contrarias se opone a que por ley se limiten las
facultades de intervención estatal, pues ante determinadas situaciones ello
impediría actuar en pro del interés público.
Como nos dice M. Catalán las ideas de Dewey están en vigor,
no sólo porque fueron nutrientes del New Deal y su influencia en el welfare state, ahora huérfano de sabia
intelectual para su reconceptualización. Además porque buena parte de los
problemas denunciados sigue sin ser resueltos.
Con todo me quedo con
esta manifestación –porque parece apuntar una cosmovisión de las estructuras
sociales- de J. Dewey recogida en ‘Human
Nature and conduct’ que parece dicha para hoy (…) la religión se ha perdido a sí misma en cultos ,dogmas y mitos.
Consecuentemente, la tarea de la
religión como sentido de la comunidad y el lugar de uno en ella se ha perdido
(…) En vez de resaltar la libertad y la paz del individuo como miembro del todo
infinito, se ha petrificado en una esclavitud de pensamiento y sentimiento, en
una intolerante superioridad de los pocos, y en una intolerable carga para los
muchos (…)
Esto que nos suena por
tener, en buena parte del pensamiento religioso una gran recepción la necesidad
de reformas en la estructura formal
eclesial, y un adalid en la
persona del actual Papa. Resulta que en no menor grado también está pasado en
las instituciones políticas y administrativas que lejos de ser el instrumento
de liberación del más débil, aun sirve para agudizar sus males. La democracia esta capturada por pocos –
recordemos la Teoría elitista de Gaetano Mosca o los postulados marxianos sobre la
superestructura y su teoría sobre la burocracia - la Administración Pública,
más que nunca es prisionera de la ineptitud y del clientelismo y de los que se
benefician de las buropatologías, escondiéndose
buena parte de la indolencia en las estructuras formales.
¿Cuántos en lo público no trabajan a costa de otros compañeros? ¿Cuántos no
trabajan a costa de los impuestos de otros? … El problema de los denominados ‘free riders’ es una de los grandes
problemas irresolutos para la Gestión Pública, y una de las causas del colapso
del WS
Acaso lo que se resalta acerca de Dewey no es coincidente con el ayer del Leviathan y con Von Stein, quien
siguiendo a Hegel, se decidiría por la
prioridad del Estado sobre la sociedad, pues (…) el principio del Estado conduce a la libertad,
el de la sociedad conduce a la servidumbre (…).
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