Todo apunta que no es
teoría para el cross modern
caracterizada por un pluralismo fruto de la globalización y los avances en el pensamiento por mor de la
modernidad. Pero la tentación de derivas
decisionistas ante el debacle democrático, muchas convertido en un sistema
dirigido por castas que no se ocupan del demos, está ahí, bajo múltiples
especiales y camuflajes.
De otra parte no son
vanas las posiciones críticas con la
democracia real más próximas a poliarquías
(descrito por Dahl para EEUU) y
cierto elitismo según Mosca. Y el
resultado de ajuste partidario mutuo
como conformador de las políticas públicas tampoco es desechable.
Me temo pues que el decisionismo no siendo teóricamente
entusiasmante, no queda muy lejos de las
prácticas reales que vemos demasiadas veces en la democracia en las que las que
mayoría absoluta, el pretorianismo militar, la captura de las políticas por
grupos de poder y las demás perversiones dejan en manos de un pocos la decisión critica.
La
fórmula decisionista clásica, se
encuentra en la expresión de Hobbes(cap. 26 del Leviathan) “auctoritas, non veritas facit legem”,
esto es la autoridad y no la verdad o la justicia determinan la ley. A favor
del decisionismo se argumenta que nunca
es posible resolver los problemas por la
mera reflexión racional, sino que llega el momento de decidir y que el citado
Hobbes consideraba como una racionalidad éticamente neutral la que estaba al servicio del natural egoísmo humano y resolver
así mediante el cálculo de adecuación de
los medios a los fines. Así también se ha argumentado cierto decisionismo en la
razón práctica de Kant o en la racionalidad instrumental de medios a fines
weberiana.
Podría añadirse que
la propia democracia también contempla
la posibilidad de decisiones no
deliberativas en el propio sistema institucional político-administrativo, se supone
que la bondad del decisionismo propio de un Estado Total residiría en no
hay costes de transacción para la toma de decisiones (ponencias,debates,
comisiones,…) sino que de toman por un ente más eficiente, sobre todo sin lugar
a rupturas ni desavenencias. La decisión es fruto de la racionalidad casi
absoluta y por tanto eficacia y eficiencia, a
la par. Aquí se obviaría, el coste de diversos inputs necesarios para contentar al pluralismo, a la poliarquía,
las élites, a las resistencias frente a los cambios. Pero sobre todo, ahora, la máquina de ejecución administrativa
funciona como la línea de producción empresarial, sin fisuras, ni averías, pues
todos están unidos en cumplir la decisión.
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