En el método de análisis de políticas
existen dos conceptos relacionados en el marco de la necesidad de encontrar nuevos
paradigmas que más o menos innovadores, en todo caso, suponen la necesidad de
huir definitivamente las dinámicas preexistentes, abandonando modelos,
paradigmas o comportamientos que constriñen el progreso pues obligan a depender de senderos institucionales
más o menos automáticos (path dependency).
Así el policy learning se muestra como un proceso de cognición y de
redefinición de intereses en base a un nuevo conocimiento adquirido que afecta
a las ideas y creencias que fundamentan una determinada política. Así el policy difussion aparece como
fenómeno macro de proceso general de la diseminación de una innovación
política. Por su parte, el policy
transfer es más un fenómeno de naturaleza meso, que supone el proceso de
decisión política y de actividad intencional de exportar un programa o una
política de un sistema político a otro.
En este escenario el policy-oriented learning es aquella política orientada por el
aprendizaje. Alude a las alteraciones del pensamiento o de los patrones
conductuales como resultado de la experiencia y/o la nueva información, en
relación con el logro o revisión de objetivos de la política. Coadyuvan de
manera notable las learning
organizations, como estadio
posterior de las organizaciones de buen desempeño (WPO) – se caracterizan
porque su diseño e implementación está
caracterizado por las notas de autoaprendizaje e innovación, cuyos perfiles
serían: Atención a los cambios sociales acelerados; Aprendizaje continuo e
incentivado; Interacción con los clientes; y Experimentalismo.
La necesidad de comenzar este proceso de
aprendizaje viene determinada por el Event history analysis (Análisis de los
eventos históricos) y se constituye en una técnica estadística introducida a
principios de los noventa, para el análisis de los antecedentes subjetivos y
objetivos, que en el tiempo precedente ha determinado el surgimiento del
evento. En la aplicación del análisis de políticas permite desarrollar modelos
explicativos más complejos, que incorporan a la vez el impacto de los factores
domésticos y de los factores de difusión en el estudio de procesos de
convergencia.
Su interés principal ya no es aislar el
impacto relativo de la difusión, sino identificar los factores estructurales
que explican el patrón temporal y espacial de difusión de una determinada
innovación política.
Pues bien llevamos un tiempo en el que la
metodología del análisis de políticas parten de asumir que ya estamos en un
cambio de era histórica (Kennedy et allius
dixit) en el que lo viejo no sirve, ni tampoco los odres viejos aunque
se rellenen de vino nuevo. De igual
manera los hilos para tejer las políticas han de ser nuevos. Las nuevas
instituciones como learning organizations
ya no pueden contentarse con aquello se
predicó, no sin razón en el marco
del debate sobre la necesidad de transición de modelos
administrativos en el año 2006 en el foro del IIAS en el sentido de “que la novedad podría estar también en el
uso que demos al tejido, aunque esté raído, ni que … la novedad estará en el
modo en que se teje la tela, pero no en los hilos utilizados.”
La crisis económica ha suscitado
dinámicas de subsistencia política y económica, a base de retejer los trajes
organizativos e institucionales (procesos, estructuras y valores) que se han
mostrado insuficientes para combatir el gran enemigo del desempleo, la
corrupción ya la ineptitud. El modelo ya, ni por asomo, garantiza el pleno
empleo o su aproximación, pues como es sabido la pervivencia del modelo se
anclaba en una economía artificial, sustentada en el caso de nuestra Comunitat
y en otras, merced a las subvenciones de la UE, cuyos recursos se destinaron in mala partem a actividades
insostenibles, de poco o nulo valor añadido, por no hablar de elefantes
blancos.
En el proceso de aprendizaje y las nuevas
políticas a innovar dependen más que
nunca de la asunción de un enfoque sistémico entre la política, la economía y
la ética social (religiosa, cultural, filosófica) que opere como un bucle
reformador – como aquel que señalara Edgar Morin en torno a la educación –y
retroalimentador. Ya está periclitado el
método incrementalista de C. Lindblom de los ’50 que ha dado buenos frutos
analíticos, pero ya no sirve: la acción política ya no es útil ni sirve si sigue sustentada en un mero y continúo incrementalismo
cualitativo o cuantitativo o ambos a la par. Ahora más que nunca la innovación
en políticas solo dependerá de la asunción de un nuevo modelo de bienestar
colectivo asumido sin reticencias, y que necesidad de nuevos actores personales
e institucionales, alejados ya del
victimismo, el reparto del botín, de la autocomplacencia y del empacho discursivo.
El análisis histórico de los eventos no
se iría mucho de esto, al menos eso deduzco aunque sea de las lecturas
fragmentadas sobe los hechos.
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