El 23 de mayo de 2013, los diputados europeos adoptaron una
resolución en la que piden que se refuerce la democracia y la solidaridad en la
gobernanza económica. Los parlamentos nacionales deberían verse más implicados
en la gobernanza europea y en la elaboración de las reformas nacionales. Igualmente
los Estados deberían tener en cuenta las consecuencias sociales de las reformas con
el fin de limitar los efectos negativos, seguir manteniendo la solidaridad.
Esto es un desideratum político de envergadura dado el actor,
un legislativo que es casi el autos del 60% de la legislación que nos ocupa en la
actualidad. Sin embargo parece incapaz de
encontrar medidas para sortear esta situación de economicismo a ultranza. Si en
lo que estamos ahora en Europa, esto es, las
medidas de impacto para promover el empleo juvenil en Europa, no sale adelante habrá que preocuparse muy seriamente sobre la capacidad de la política.
No es de recibo que nuestros alumnos tras estar dos años más formándose
sigan sin encontrar su espacio para el que se han formado, mientras que en los ’80,
antes de terminar la carrera ya estábamos haciendo pinitos laborales e incluso teníamos
varias alternativas laborales que compaginamos con nueva formación de cursos,
postgrados etc. En mi caso desde el primer día de abrir despacho profesional,
fuera de mi ciudad, ya me gané mi sueldo, pagué mis gastos y no
volví a pedir dinero a nadie,más allá de la hipoteca al 17%, y así ha sido hasta el presente, como también sucedió con
mis iguales. Es más, es que tuve oportunidad de hacer hasta cinco trabajos
distintos simultáneamente, onerosos o pro bono. Esto es lo que debe suceder con
los jóvenes, y hacia esta posibilidad de oportunidades deben ir las políticas
de empleo para los jóvenes.
La relación democracia-Administración Pública debe tratar de recuperar o incrementar
cuantitativamente lo que Bourgon denomina ‘capacidad institucional’, esto es,
que el diseño de la arquitectura
institucional pueda garantizar la gobernabilidad pretendida, lo que es muy difícil
con la existencia de cleavages sociales. Significa la posibilidad de hacer leyes y que se cumplan, establecer impuestos y gastar en función del
interés general, la separación de los
poderes y la rendición de cuentas por la acción de gobierno.
Es tarea de los nuevos líderes políticos terminar con la invasión de lo político en la
esfera administrativa, con la
discrecionalidad arbitraria, el abuso y desviación de poder en la
gestión de la contratación administrativa, en la de la función pública, en
el gasto público…, en definitiva evitar
a toda costa la patrimonialización de lo público, lo que implica establecer claramente
la delimitación entre política y Administración Pública, y entre ésta y la
privada, revisitando a los padres de esto encontramos propuestas muy claras al respecto (Wilson, Weber, Blunstchi,…) El problema para la gestión pública no es tanto el cómo como el qué. Según
Blunstchli “la Administración Pública
ejerce la autoridad del Estado, actúa y restringe en cualquier lugar donde la
necesidad y la seguridad lo reclaman”.
En los antecedentes del New Public Management,en el marco de
la Administración progresiva, la denominada Nueva Administración Pública (NAP), fruto de los debates Minnowbrook de la Universidad de Syracuse en
1968, ya advirtieron de que la
administración tradicional presentaba fallas importantes, existiendo un sentimiento generalizado de in-satisfacción con el statu
quo administrativo. En 1971 George Frederickson
en su propuesta de NAP plantea que la Administración Pública
convencional o clásica ) intenta responder a una de estas
preguntas: ¿cómo podemos ofrecer más o
mejores servicios con los recursos disponibles (eficiencia)? o ¿cómo podemos mantener nuestro nivel de
servicios mientras gastamos menos dinero (economía)? La NAP se pregunta si los servicios públicos
aumentan la igualdad social . Ahora tampoco está esto sucediendo cuando los servicios
sociales autonómicos reenvían a las personas a Caritas, y me consta de primera
mano lo que esta y otras asociaciones están haciendo por evitar las fracturas
sociales.
Hemos leído esta semana que parte del problema está en los
propios partidos políticos y su dinámica patrimonializadora de la Administración
Pública, esto es crucial y nuclear para
el cambio de paradigma en la Administración Pública. Conocido es el abuso de la
libre designación, el spoil System de circuito cerrado, de la nula
profesionalidad en la dirección pública,… y salir de aquí no es fácil en un contexto de desconfíanza
hacia el otro adversario político. Y aquí la NPM nos ha enseñado, como sustituir
al funcionario por el político y en
este, por los ineptos y corruptos. Pero esto no es nada fácil como nos advirtió en el 2007 C. Pollit al decir que (…) una teoría unificadora deberá especificar cuál es el papel de los políticos y cuándo
y cómo asumen el control de los empleados públicos. Un consenso unánime sobre
este límite -y cuándo y cómo puede cruzarse, en ambas direcciones- es
fundamental para que haya confianza dentro del propio gobierno. Esto es
precisamente en lo que han fracasado las Administraciones más reformistas (el
nuevo laborismo de Blair, o el gobierno liberal de Howard en Australia) Como
politólogo debo añadir además, mis dudas sobre que el mismo tipo de consenso
pueda construirse en todos los Estados. Los distintos sistemas políticos asignan
distintos papeles a los miembros electos y a los empleados públicos, y no veo
razones que nos hagan predecir que esto vaya a desaparecer en un futuro cercano
(…)
Hobbes –ya diría – que las obligaciones del súbdito con el
Estado duran lo que dura la capacidad de este para protegerlo, ni un minuto
más. Traído aquí quiere decir que el Estado-Administración Pública debe
redireccionar la procura existencial hacia el control del sistema económico,
convertido de facto en el gran titán, y frente a ello ya no importa si el
Estado es grande o pequeño, regulador, mínimo, magro, tiene que redimensionarse
para proteger a sus ciudadanos de cuantos
titanes, viejos o nuevos,
aparezcan en cada momento. Hay
que anticiparse si quiere darse
respuestas válidas a un tiempo nuevo que ya está aquí habrá de venir más pronto
que tarde, y que ha de jugar un rol neguentrópico frente al caos y colapso del
modo socioeconómico actual.
En esto estamos todos, da igual que por la vía política del
Estado puro de Von Stein, como la económíca del Public Choice.